Baphomet y el engaño

 

 

Todo aquel que alguna vez empuñó espada contra sus hermanos de género (el género humano) fue engañado. Fueron engañados los templarios, los rosacruces, los illuminati, la masonería, etc., haciéndoles creer que Baphomet es el dios de Luz en este nuestro mundo.

 Baphomet, o Lucifer tiene un importante papel que jugar en este nuestro mundo, y pudiera simbolizar a ese grupo de almas que se entregó para servirnos la dualidad de forma que pudiéramos elegir en nuestro interior entre Luz y Oscuridad, pues siempre tendríamos así las dos posibilidades de elección, bien y mal. Tan solo hemos de conocer que alguien nos está ayudando desde el otro lado, y nos ayuda ofreciéndonos la posibilidad de elección del mal.

Pero si alguien de entre nosotros traspasó la mera simbología y se dejó envolver con rituales en los que existe derrame de sangre, ese alguien fue engañado.

Alguien creó este mundo, sí, pero fuimos nosotros mismos para poder experimentar la magia de las sensaciones y de las emociones asociadas a estas. Al descender a las bajas vibraciones de lo denso, olvidamos Quienes Éramos; era necesario olvidar, pues en ese caso hubiese sido como ponernos unas trampas que ya conocemos; no se crea emoción, ni positiva ni negativa.

Todo ha de pasar por Baphomet, o Lucifer, incluso dentro de nosotros mismos. La simbología de Baphomet sentado sobre la Tierra significaría que él es el señor de este mundo. Pero quienes no vienen con buenas intenciones se olvidan de decirnos que incluso Baphomet está hecho de la misma esencia del SER, del Padre/Madre Dios. Baphomet representaría la parte oscura de nosotros mismos, algo latente en nuestro interior que nos sirve la posibilidad de elección de lo negativo; sin esta posibilidad, el retorno a Nuestro Hogar resultaría prácticamente imposible, o mucho más largo, pues es necesario que algo quede impreso en lo más sublime de nosotros mismos, nuestra alma, como para que recordemos que la elección de lo negativo puede de momento resultar placentero o podemos creer que nos beneficia, pero que a la larga nos perjudica. Lo negativo es una herramienta muy importante de la que disponemos para superarnos a nosotros mismos y conquistar nuestro ego, la sensación nuestra de separación.

Somos chispas del SER, del Todo, que emprendimos un viaje de la Luz a la Oscuridad (falta de Luz) para conocernos no solo como Luz, sino como mucho más y así poder experimentar la grandiosidad del SER a través de nuestras propias Creaciones, un mar de Creaciones, ya que la cantidad de chispas que saltaron de la Luz para conocerse y expandir al SER, es infinita.

Hemos de tener cuidado para no perdernos de forma que quienes nos tienden las trampas sirviéndonos la negatividad no nos atrapen y nos hagan sufrir a través de gentes de las nuestras que se vendieron por ilusión (Maya: riquezas y poder). Los engaños son muy numerosos en estos temas. Pero lo importante es conocer que tan solo existe la Luz y que nosotros somos seres de Luz y a ella hemos de regresar.

La Oscuridad tan solo es la eclipsación de la Luz a través de Maya, de ilusión. Es necesaria la Oscuridad en nuestro mundo, pero hemos de saber equilibrarla siempre. Cuando exista gran desequilibrio por mucha Luz, habrá poco avance hacia nuestro Hogar. Cuando exista gran desequilibrio por mucha Oscuridad, también habrá poco avance, o nada, hacia nuestro Hogar.

 

El Libertario

 

 Baphomet

 

 Baphomet sobre la Tierra, su lugar temporal de trabajo, pues al final de los tiempos de la Tierra este cambiará su misión por otra diferente

 

 

Cómo defendernos de los dioses

 

-Si ciertos dioses deciden interferir en la vida de un hombre, el hombre no tendrá prácticamente medios de impedirlo y estará a merced de lo que el dios quiera hacer con él. Esta afirmación, puesta así a secas, suena terrible; pero por dura que parezca, es algo que a lo largo de los milenios ha sucedido muchas veces. Este fatalismo (que claramente vemos cumplido en las vidas de ciertos hombres), todas las religiones han tratado de sublimarlo o de explicarlo de mil maneras; pero no han sido capaces de evitarlo, porque los dioses a los que invocan, son precisamente los que lo causan, por más que se presenten como «padres» y como «bienhechores». Y lógicamente, ellos son los que se encargan de mandarnos, de vez en cuando, «salvadores», para que a los hombres no nos entre la desesperación ante tantas situaciones adversas y ante tanto dolor y sufrimiento inevitables en nuestras vidas. Dolor y sufrimiento causado en gran parte por ellos, y admitido y sufrido por nosotros como si fuese algo connatural a nuestras vidas y a nuestra existencia en este planeta. La segunda afirmación viene a contrarrestar la primera y a darnos un gran alivio tras la inquietud que pueda habernos quedado:

 

 -Los dioses apenas si suelen interesarse en las vidas privadas de los hombres, y rara vez suelen interferir con algún individuo en particular. A primera vista, podría dar la impresión de que esta afirmación está en contradicción con lo que venimos diciendo, pero sin embargo no es así. Los dioses se interesan no poco por la humanidad considerada como un todo, o por lo menos en grandes grupos sociales homogéneos; pero se interesan poco en los individuos particulares, como no sea en aquéllos que pueden ejercer gran influencia en mucha gente.

 

Reglas que tenemos que seguir para defendernos de ellos:

 

1º-No debemos trascender los limites de nuestro ambiente humano, o dicho en otras palabras, no debemos tratar de entrar en el terreno de ellos. Y entra en el terreno de ellos, toda aquella persona que pretende «trascender» en esta vida. Los que buscan el estado de trance, de cualquier tipo que éste sea; los que se suben a lo alto de ciertas montañas en ciertas épocas para entrar en contacto con ellos; los que preparan su mente con ritos mágicos o religiosos (no tenemos que olvidarnos de que la magia es la otra cara de la religión); todas estas personas están entrando en el terreno de los dioses; y si no precisamente entrando, por lo menos se están acercando a los límites del terreno humano, en donde los dioses se manifiestan más fácilmente, y en el que los hombres ya no pueden usar con eficacia su gran arma defensiva, que es la inteligencia.

 

2º-No entregar jamás la mente a nadie. La mente tiene que estar siempre libre y disponible al servicio del ser humano para decirle cuáles son las circunstancias en aquel momento y qué es lo que debe hacer.

 

3º-No invoques a nadie. No llames a nadie para adorarlo. No te postres ante ningún dios persona ni ante ningún dios-cosa para rendirle culto o para celebrarle ritos. El verdadero Dios del Universo, la Suprema Inteligencia, totalmente incognoscible en su totalidad por la mente humana, no anda exigiendo, como un amante celoso, que sus criaturas le rindan constantemente adoración, o le den muestras de amor.

 

4º-No les ofrezcas tu dolor. No te brindes a sufrir. Rechaza el dolor por el dolor y no lo busques nunca. Rebélate contra el sacro masoquismo, que como un sacramento ha estado entronizado en la Iglesia Cristiana por siglos.

 

5º-Prescindir de dogmas y ritos. Dejar de lado las creencias tradicionales que tienen que ver con el más allá y con la manera de concebir esta vida.

 

6º-Destraumatizarse. Liberar el alma de todos los miedos y de todas las angustias y de todas las deformaciones que las erróneas creencias cristianas (y en último término, los dioses) nos ha ido inculcando a lo largo de los siglos y a lo largo de nuestras vidas.

 

7º-Instituir un nuevo orden de valores. Organizar nuevas prioridades en la vida, de acuerdo no con los deseos de ningún dios, sino con las necesidades del género humano.

 

 8º-TENEMOS QUE CAMBIAR RADICALMENTE NUESTRA IDEA DE DIOS. Esto es importantísimo y está en el fondo de toda la gran transformación que la humanidad tiene que sufrir en los próximos decenios. De hecho, esta gran transformación ya ha empezado a realizarse, y de ella se ven señales por todos lados.

 

Salvador Freixedo – extractos de su libro “Defendámonos de los dioses”