Fusión fría

 
 

Transmutación de la materia a baja energía

 

En 1989 Martin Fleischmann y Stanley Pons, dos distinguidos profesores de electroquímica, anunciaron al mundo la fusión fría, es decir, la posibilidad de producir energía limpia y a bajo costo a partir de un nuevo procedimiento de transmutación de la materia. Una revelación que incomodó a los señores del petróleo y que le costó la carrera a ambos científicos profesionales, los cuales, unánimemente definidos como charlatanes por el establishment académico se vieron obligados a interrumpir la experimentación para retirarse a la vida privada.

 

Desde entonces la fusión fría ha estado confinada al dominio de la seudociencia y en los medios de comunicación sólo se hoye hablar de ella en términos despectivos. El supuesto fallo público de esta tecnología, sin embargo, sólo afectaba a su capacidad de producir energía barata, aunque no podemos decir lo mismo con respecto a los procesos de transmutación que es capaz de realizar más allá de toda duda razonable. La transmutación de la materia a baja energía, de hecho, ya es una realidad científica aceptada incluso por las entidades de investigación institucionales (generalmente alineadas a favor de la política energética del gobierno) como ENEA (Agencia Nacional de Energías Alternativas), cuyos investigadores elaboraron en 2002 un dosier muy completo, el informe 41.

 

El documento en cuestión atestigua en negro sobre blanco la producción tanto de la controvertida over-unit energética (producción de más energía de la que se consume) anunciado por Fleischmann y Pons, como la transmutación real de la materia. Así, desde hace ya algún tiempo, la fusión fría es una realidad experimental, y, a pesar del informe 41, cayó rápidamente en el olvido de los medios de comunicación para ser permanentemente archivado por los máximos responsables de la propia institución de investigación. De repente, el equipo de científicos fue apartado del proyecto en que estaba trabajando y en el que habían conseguido resultados sorprendentes, sin obtener ningún tipo de reconocimiento*. La “continuación de la investigación” fue cedida a un grupo de estudiosos israelíes.

 

A pesar del encubrimiento de esta revolucionaria tecnología hoy podemos decir que, con toda probabilidad, ya estaba presente en las primeras civilizaciones del mundo, como evidencian los rastros encontrados tanto en tradiciones como en las misteriosas obras de algunos alquimistas famosos. Y, a pesar de ser denigrada por el mundo académico, lo cierto es que la alquimia ha pasado ilesa por todas las épocas sin dejar de ser el privilegio exclusivo de unos pocos iniciados que la han custodiado celosamente y en secreto durante miles de años.

 

Según atesoran los más poderosos dignatarios de sociedades ocultistas como los masones, su origen se remonta a una civilización antediluviana perdida, de donde viene la leyenda de la Tabla Esmeralda.

 

La fusión fría se presenta como otra piedra en el zapato del mundo académico porque constituye una confirmación directa de que la tradición alquímica es el legado evidente de una ciencia evolucionada. La transmutación de la materia a baja energía no sólo es posible, sino que existen varias maneras de conseguirla, desde la costosa tecnología de los aceleradores de partículas en la fusión fría a la más sencilla y barata (química o mejor, alquímica). Así, es lícito afirmar que la gran criticada alquimia ha vehiculado hasta nuestros días nociones de una ciencia muy avanzada, leyes de la naturaleza que hemos descubierto sólo hace unas pocas décadas.

 

 

Manipulación de la información científica

 

Tras la “cortina de humo” de la “patraña” planteada por los profesores académicos más ortodoxos** sobre esta tecnología, flota el fantasma inquietante de un mundo de información completamente manipulada. Comprender y experimentar personalmente esta tecnología permite “tocar con la mano” la existencia de esta conspiración de silencio a nivel mundial.

 

Para pasar de la sospecha a la prueba basta reproducir el experimento de fusión fría siguiendo las instrucciones y las precauciones recomendadas por los investigadores independientes más expertos que publican sus resultados desde hace años en internet (por ejemplo, Renzo Mondani). Luego, simplemente habrá que llevar los resultados del proceso de fusión a un laboratorio químico para su análisis y cualquiera puede descubrir por sí mismo que la transmutación de la materia mediante la tecnología de baja energía es real, barata, limpia y muy simple de implementar, es decir, todo lo que temen los poderes que controlan los recursos energéticos del planeta.

 

Si la transmutación de la materia a baja energía fuera oficialmente reconocida, de repente, podría liberar a la humanidad de la esclavitud del oro y del petróleo.

 

 

Extracto  de: Descubrimientos arqueológicos no autorizados, de Marco Pizzuti
 

*así paga la “ciencia”, a quienes perjudican los intereses de sus dueños; quienes son premiados siempre son los máximos exponentes del “circo” para las masas (fútbol, por ejemplo)

**mamporreros de la élite oculta

 

 la Tabla Esmeralda